Caminar en La Sierra de Francia, blog de senderismo

La Bastida – Cueva de la Mora


Ubicación: Termino de Navaredonda de la Rinconada – Sierra de las Quilamas.
Recorrido: Tenemos 3 alternativas.
1-Circular (es la que vamos a describir aquí) de 7,5 km.
2-Lineal por debajo de la cueva: 6 km.
3-Lineal por las crestas: 8,5 km.
Duración: De 2 a 3 horas.
Dificultad: Media.
No señalizado (menos los hitos de piedra en la parte superior de la montaña)
Restricciones: La última parte que conduce a la cueva está en una zona protegida en la que no se puede acceder entre el 15 de febrero y el 01 de agosto.
Consejos: Llevar unos prismáticos para observar los buitres que suelen volar por las crestas de las Quilamas. Llevar una linterna y una cuerda para alumbrar y ver el pozo de la cueva.


mapa google

Para ver el mapa en Google Maps, haz clic en la imagen.


 

La leyenda de la reina Quilama.

Cuando descubrí hace veinte años en un kiosco de Salamanca, los libros de un medico jubilado que trataban de una leyenda que mucha gente de la Sierra de Francia me había comentado, me apasioné por el tema y seguí sus pasos, explorando los lugares, apuntando ocurrencias en las margenes de sus libros, intentando aportar mi grano de arena,.. al más puro estilo Indiana Jones.
¡ Que bien me lo pasé entonces !
Y es que para un amante de la naturaleza, de la arqueología y de las fabulas como yo, estos libros lo tenían todo: Una zona preciosa y salvaje, la Sierra de las Quilamas, con misteriosos restos de actividades humanas muy remotas como la Cueva de la Mora y el Castillo Viejo (que será nuestra próxima ruta del mes que viene…) Y una leyenda fantástica que se inspira de hechos y personajes reales sacados de un episodio convulso de la historia de España, llena de ingredientes dignos de los mejores libros de misterio. No faltaban batallas, traiciones, enigmas, historias de amor y un inmenso tesoro que se ha buscado en numerosos sitios de España y también en Francia: El tesoro de Alarico.

vista del rio quilama

Unos paisajes llenos de misterio.

Rodrigo, el último rey visigodo.

Oficialmente, el rey Rodrigo murió en la batalla de Guadalete en 711, luchando contra los invasores musulmanes que habían desembarcado en Gibraltar con la ayuda del gobernador de Ceuta.
La leyenda (y otras fuentes extra oficiales) ponen en duda el lugar de su muerte y la sitúan en la actual Portugal, concretamente en Viseu donde se abría encontrado una lápida con las siguientes inscripciones: “Hic requiescit rodericus rex gothurum» (Aquí yace Rodrigo rey de los godos)
Es curioso que de camino a Portugal nos encontremos con una ciudad que lleva su nombre: Ciudad Rodrigo. Alejandro Lucas Alonso, el autor de los libros sobre la leyenda de la cueva de la Mora, nos dice que Rodrigo tenía tierras en la actual provincia salmantina. Traicionado, posiblemente herido durante la batalla de Guadalete, pasó por su capital Toledo a recoger su tesoro y vino por estos parajes recónditos a esconderse con la mujer raptada que, como Helena de Troya, era el origen de la contienda.
Según el medico, ese escondite se ubicaría cerca del Castillo Viejo, lugar que se encuentra a escasos kilómetros de la cueva.

La Mora, hija de Don Julián, gobernador de Ceuta.

Las crónicas árabes recogen efectivamente este episodio: El secuestro de su hija enfureció al señor de Ceuta, quien para vengarse, ayudo a Tariq Ibn Ziyad y su ejercito a entrar en España.
Florinda (así se llamaba) parece haber sido forzada por Rodrigo. La leyenda dice sin embargo que ella le quería locamente y que murió de pena esperando escondida en el Castillo Viejo, el regreso de su amante, para luego ser enterrada con el tesoro de Alarico en una galería de la cueva. Mientras, Rodrigo mortalmente herido durante la batalla de Segoyuela de los Cornejos (un pueblo que se encuentra muy cerca de la Sierra de las Quilamas), huía hacía Portugal donde moriría.

El tesoro de Alarico.

Ese famoso tesoro, supuestamente enterrado en algún lugar de la Sierra de las Quilamas, tiene fundamentos históricos.
Era el tesoro real que los reyes visigodos, como símbolo de su poder, heredaban al subir al trono y que se custodiaba en algún lugar de sus palacios de Toledo. Se sabe que los musulmanes encontraron las cámaras vacías al llegar a la ciudad. De allí todo el misterio que le rodea.
Los visigodos, liderados por Alarico, saquearon completamente Roma en 410 (eso sí, con ordenes de Alarico de dejarla en pie) y se llevaron un botín de inmenso valor. Se dice que entre los objetos robados podían estar la mesa de Salomón, el candelabro Menorah y otras joyas del Templo de Jerusalèn que Tito destruyó en 70 DC.
Tenemos constancia de ese tesoro (no de su contenido) durante el reinado visigodo de Tolosa en Francia, así como durante el reinado de Toledo. Pero misteriosamente, ha desaparecido…
En todo caso, lo dice un refrán popular de la Sierra de Francia: «Entre Quil (castillo en árabe) y Quilama (el río que separa la cueva del Castillo Viejo), hay más oro que en toda España». Igualmente abundan en toda la comarca,  las leyendas de tesoros escondidos.
Tantas leyendas en un espacio tan reducido parecen reflejar una memoria colectiva de que algo pasó en esta parte de Lusitania…

 

La Cueva de la Mora: Mina, escondite, salida de emergencia?

La cueva de la Mora

La Peña de Francia, vista desde la boca de la cueva.

La Cueva de La Mora es una de tantas otras cuevas con una mujer musulmana como protagonista: Existe una Cueva de la Mora cerca de Madrid, otra en Cuenca, una más en Extremadura
Solo en la Sierra de Francia existen tres: Una cerca de Garcibuey que es la que los habitantes de Villanueva identifican con la leyenda y que no es otra cosa que una estrecha formación natural en la roca. La otra está cerca de Herguijuela y parece ser una mina.
De la que nos interesa, en Las Quilamas, se dice que fue también una mina. Parece que una calzada pasaba muy cerca de La Bastida y de la cueva en dirección a Salamanca.
Pero el último tramo hasta la cueva, de difícil acceso, y la roca de cuarzo muy dura de la entrada, pueden hacer pensar que un trabajo tan arduo solo podía valer la pena para extraer algún metal precioso. Sin embargo, como nos han demostrado numerosas excavaciones arqueológicas, no podemos pensar con la mentalidad y las prioridades de nuestra época.

Las necesidades de tiempos remotos pueden explicar que se picará allí para encontrar hierro, cobre u otro metal. Pero con el mismo razonamiento podemos pensar que un rey podía hacer cavar una salida de emergencia kilométrica o un escondite para su incalculable tesoro. La mano de obra entonces salía barata y el tiempo no importaba.

En los años que visitaba con frecuencia la cueva, me encontré con un grupo de caminantes de Salamanca que me explicaron que la plataforma de madera recién instalada encima del pozo de la cueva así como los ganchos de escalada visibles en varias partes de la cueva habían sido colocados por un grupo de espeleologos salmantinos que habían conseguido una pequeña subvención de la Diputación para explorar la cueva e intentar destapar las dos galerías que, según los que han podido bajar allí, se ve claramente que lejos de ser un derrumbe, han sido tapiadas intencionadamente. Parece que el proyecto no prosperó.

Llama la atención que a pesar de existir una universidad prestigiosa en Salamanca (Ciudad que no tiene ni siquiera un museo arqueológico. Esto también llama la atención en una provincia con tanta historia…), no parece abundar literatura e investigaciones sobre este lugar y el enorme castro del Castillo Viejo.
Ningún investigador serio (quitando este medico sin medios materiales), siguiendo los pasos de Schliemann (quien, con la Iliada de Homero en la mano, se fue en busca de la mítica Troya, y la encontró), ha intentado estudiar dichos lugares para, de una vez, levantar el manto de misterio que los cubre.

El sorprendente poblado visigodo de La Legoriza, cerca de San Martín del Castañar (al que dedicaré próximamente una ruta detallada), escasamente estudiado a pesar de haber sido el teatro de una fuerte actividad minera y metalúrgica, actualmente en un estado lamentable de abandono por falta de fondos, podría quizás darnos una clave sobre toda esta historia.
Un arqueólogo de Madrid que dirigió esas excavaciones, con quién recientemente he tenido una breve charla, dejaba caer que el dinero que generó esa industria de La Legoriza tiene que estar en alguna parte.
¿ De allí nació la leyenda de La Cueva de la Mora ? Quién sabe?

 

Y ahora, a caminar…

area recreativa de la bastida

Aparcaremos en el merendero que se encuentra a la salida de La Bastida, un pequeño pueblo a unos 15 minutos de nuestras casas rurales Caño Chico y La Fuente. Una señal nos prohíbe seguir la pista con vehículos

las quilamas desde la bastida

Tenemos que subir la pista que sube cerca de este merendero hasta llegar a unos pinos, por debajo de las rocas que se ven al fondo

pistas y senderos hacia la cueva de la mora

Una vez llegado al bosque de pinos, nos encontramos un cruce de 3 pistas.

pista hacia el castillo viejo de valero

A la derecha, una pista que lleva al Castillo Viejo, que no debemos coger.

cruce de pistas

A la izquierda, la pista que sube es por donde volveremos (al no ser que escojamos la opción 3)

cartel de aviso zona zepa

Tenemos que coger la pista de en frente donde está este cartel que prohíbe adentrarse en las Quilamas en primavera y verano.

bosque de pinos en las quilamas

La pista se termina enseguida y sigue como un sendero durante un tiempo.

subiendo a la cueva de la mora

El sendero se pierde un poco y entramos en el tramo mas complicado del recorrido: Habiendo localizado de lejos el agujero negro de la cueva entre todas las rocas, tendremos que subir hacia ella sin sendero aparente. Los buitres suelen volar por esos parajes así que tener los prismáticos cerca.

entrada de la cueva de la mora

Pasando una rocas altas que nos tapan la entrada según nos acercamos, por fin llegamos a la mítica Cueva de la Mora.

el castillo viejo visto desde la cueva de la mora

Desde allí, las vistas sobre el Castillo Viejo son espectaculares.

tunel pozo de la cueva de la mora

La boca de la cueva está a unos 3 metros de altura. Será bastante fácil subir escalando. Habrá que tener cuidado con los niños y ayudarles a trepar y a bajar.

tunel pozo de la cueva de la mora

En la cueva caben media docena de personas,

Al fondo está un pozo de unos 10 metros de altura que luego se divide en 2 galerías de 25 metros que se encuentran tapiadas. Se puede ver abajo de la foto, unas tablas de madera que sirvieron de plataforma para intentar extraer el material que impide seguir la exploración de las galerías.
El paso del tiempo (casi 20 años) hace peligroso subirse encima.

las quilamas, senderismo

Para regresar, pasaremos por las crestas. A la izquierda de la cueva, subiremos siguiendo los numerosos hitos de piedra que nos indican el camino.

paredes de rocas en las quilamas, salamanca

La forma vertical de las rocas es la prueba visual de los grandes movimientos geológicos que crearon esas montañas.

paisajes de las quilamas

Vistas de la Sierra de Béjar, a lo lejos.

fosiles

Podremos encontrar enormes fósiles en la subida hacia las crestas.

hitos en el sendero

Llegamos en las cimas y caminamos a través del brezo, siguiendo los hitos.

cumbres de la sierra de las quilamas

Disfrutando de las vistas, caminamos hacia la pista que se ve a lo lejos.

vista del campo charro

Del lado opuesto a las Quilamas, podemos admirar las llanuras del Campo Charro.

En primer plano se ve a la izquierda el pueblo de La Rinconada de la Sierra y a su derecha Navarredonda de la Rinconada. Detrás se ve el pueblo de Tejada y Segoyuela. Y al fondo Segoyuela de los Cornejos donde, según algunas fuentes, habría muerto o fue herido mortalmente el Rey Rodrigo durante una batalla contra los moros.

cumbres de la sierra de las quilamas

Llegamos a la pista después de bajar el pico que se ve en la foto.

pista

Pasamos esta puerta roja  para volver a la Bastida por la pista de tierra.

pista

Bajamos la pista forestal, encontrándonos con el cruce de pistas del principio del recorrido.

bajando hacia la bastida

Por el mismo camino que por él que hemos venido, bajamos hacia el merendero.

la peña de francia

Mientras bajamos, nos acompañará la silueta inconfundible de la Peña de Francia.

Bibliografia:
El reinado de Qil’Ama. Tesoro de Alarico. (Alejandro Lucas Alonso – Salamanca 1988)
El rey Don Rodrigo y la Cava en La Sierra de Francia (Alejandro Lucas Alonso – Salamanca 2004)
Historia de España 4. Época visigoda (José Orlandis – ed. Gredos)

Enlace de interés:
Biografía del rey Rodrigo y de las múltiples leyendas que tratan de él.

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